La definición del concepto Internet of Things o IoT surge alrededor del año 1999 tras una investigación sobre la identificación por radiofrecuencia en red (RFID) y las tecnologías de los sensores en el Instituto Tecnológico de Massachussets (MIT). Sin embargo, no es hasta 2009 cuando el profesor de esta institución Kevin Ashton lo popularizaba.

«El Internet de las Cosas tiene el potencial de cambiar el mundo, tal como lo hizo el Internet. Tal vez incluso más».

Kevin Ashton, 2009.

En la actualidad podemos definir la IoT como la red de objetos físicos que incorporan sensores integrados, software u otras tecnologías que tienen como finalidad conectar e intercambiar datos con otros dispositivos y sistemas a través de Internet.

Como su propia definición indica, el Internet de las Cosas resulta aplicable a cualquier tipo de sector con independencia de su relación con la tecnología. Al estar basado en redes de dispositivos conectados entre sí con el fin de intercambiar información entre ellos, se pueden asociar diferentes tecnologías como Inteligencia Artificial o Big Data para determinar patrones de uso y llevar a cabo acciones en función a ellos, abriendo así un gran abanico de posibilidades y oportunidades por explotar.

Aplicaciones de la tecnología IoT: ejemplos

Sector Industrial

El sector industrial es, a priori, el sector que lo tiene más fácil para aplicar la tecnología IoT. Este se encuentra en constante innovación y mejora de procesos, por lo que las aplicaciones viables para esta tecnología son numerosas: mantenimiento preventivo de la maquinaria industrial, monitorización de los activos y logística de empresa, optimización de los procesos de fabricación, etc.

Sector Eléctrico

El sector eléctrico no se queda atrás en cuanto a oportunidades de la IoT se refiere. Un ejemplo interesante está directamente relacionado con la monitorización del consumo, que con el fin de obtener mejores monitorizaciones que ayuden a reducir costes asociados, el Internet de las Cosas proporciona redes de dispositivos (como contadores inteligentes) capaces de intercambiar información entre ellos, y que una vez obtenidos los datos, nos permiten aplicar diferentes tecnologías para predecir consumos y anticiparnos a ellos optimizando el gasto energético.

Sector Educativo

Las aplicaciones que el Internet de las Cosas puede tener en el sector educativo también resulta interesante. Aunque para algun@s la innovación en este sector pueda resultar menos evidente, los profesionales que lo conforman se encuentran en constante exploración de nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje.

Manteniendo como objetivo una enseñanza de valores por medio de juegos o entretenimiento, es posible crear competiciones entre diferentes centros de enseñanza mediante la presentación de proyectos tecnológicos que, por un lado proporcionen al alumnado oportunidades de aprender sobre tecnologías punteras y por otro, que las escuelas puedan hacer uso de proyectos propios.

Presente y futuro

En el panorama actual del Internet de las Cosas existe una corriente tecnológica muy importante asociada a introducir el procesamiento de la información dentro del propio dispositivo dando lugar al IoT en el Edge. Gracias a la reducción de la potencia de uso de los dispositivos embebidos, es posible aumentar la potencia computacional en el dispositivo reduciendo latencias de comunicación entre este y el Cloud.

En cuanto a retos de futuro se refiere, aunque es cierto que la cantidad de retos es directamente proporcional al número de oportunidades que esta tecnología tiene, uno de los más importantes sin duda es la seguridad. Al disponer de una red de dispositivos conectados que intercambian información entre sí, surge la necesidad de introducir mecanismos que securicen las comunicaciones de la red para evitar ataques. Cada vez más dispositivos serán desplegados en múltiples sectores con información muy valiosa y sensible, por lo que los profesionales del sector deberán volcarse a fondo para protegerla.

Otro de los retos a tener en cuenta es la creación de protocolos estándares de comunicación, que en el futuro permitirán desplegar múltiples dispositivos de diferentes tipos, sin tener en cuenta los problemas de integración.

Que esta tecnología está viviendo un auténtico boom es una realidad: la inversión destinada a implementar Internet de las Cosas es cada vez mayor, lo que sin duda augura un gran crecimiento para esta tecnología de cara a la próxima década que seguramente la catapulte hasta límites insospechados. Las mejoras e investigaciones son constantes, pero tenemos que tener siempre presente que en este contexto de crecimiento continuo en el que vive el Internet de las Cosas, no dejan ni dejarán de aparecer nuevos retos a los que desde el sector tecnológico tendremos que hacer frente.