La irrupción de Internet y los dispositivos móviles en nuestras vidas han transformado la forma de interactuar con el mundo que nos rodea: nos informamos a través de la red, nos relacionamos con otros individuos a través de ella y accedemos a servicios de todo tipo cambiando la forma de llevar a cabo las actividades que tradicionalmente se hacían de forma presencial.
Al ser uno de los ámbitos en los que más ha impactado la utilización de nuevas tecnologías, el turismo es un buen ejemplo de cómo estas actividades se han visto completamente modificadas: mientras que años atrás realizar un viaje la mayor parte de las veces implicaba involucrar a una agencia de viajes física que se encargase de presentarnos opciones de destino o precios -entre otras cuestiones-, hoy lo normal es que el cliente sea quien utiliza sus propios medios y dispositivos para organizar itinerarios, reservar alojamiento o gestionar el transporte que utilizará para desplazarse durante su estancia en el destino.
El estallido de la COVID-19 a principios de 2020 ha acelerado este fenómeno y ha introducido nuevas variables en las búsquedas de destino en la red. Garantizar la seguridad sanitaria y el riesgo mínimo de contagio resultan muchas veces cuestiones decisivas en la toma de decisiones, y es que en la actualidad pandemia, seguridad y experiencia de usuario son tres razones clave por las que el sector hotelero está en un importante proceso de exploración de nuevas tecnologías y soluciones digitales disponibles que ayuden a alcanzar una transformación digital profunda en sus procesos.
Gestiones inevitables durante un viaje como el check-in y check-out, que además suelen suponer largas esperas y colas interminables en las que es difícil mantener una distancia de seguridad, pueden minimizarse gracias a soluciones tecnológicas como la biometría facial.
Eliminar el proceso de espera y evitar el contacto físico mediante la tecnología de reconocimiento facial por parámetros biométricos es ahora más real que nunca, por lo que es posible realizar un pre check in desde un dispositivo conectado a internet en el momento en que hacemos la reserva en el hotel.
Pero… ¿Cómo funciona?
Con tan solo un dispositivo con cámara que permita tomar fotografías, la tecnología de reconocimiento facial es capaz de recoger un conjunto de datos biométricos que son únicos del individuo y están asociados a su rostro y expresión, de forma que gracias a la biometría facial, podemos identificar o verificarle a través de imágenes o vídeos.
Estos datos o vectores biométricos faciales son descriptores matemáticos que se obtienen a partir de las características encontradas en un registro del rostro de una persona.
Es decir, cuando hablamos de llevar a cabo una conversión de rostro a vector biométrico, no hablamos de almacenar imágenes de la cara de una persona, sino de conservar el código encriptado que surge de los vectores que obtenemos al escanear un rostro.
¿Cómo es un check-in con biometría facial?
En el proceso de reserva para una estancia en un hotel, el cliente se identificará mediante una imagen escaneada o una foto de su documento de identificación (DNI, pasaporte…), un selfie y una tarjeta de crédito, de forma que el sistema pueda identificar los rasgos biométricos de los archivos y machearlos produciendo un OK los rasgos coinciden, o un KO en el caso de que no.
De esta misma forma, la tarjeta de crédito también quedará asociada a la reserva facilitando tanto al hotel como al cliente el cobro de los servicios en el check out.
Una vez que el proceso del pre check-in finalice y el cliente llegue al hotel, este tendrá que acercarse a un tótem instalado en la recepción del establecimiento, que dotado de una cámara identificará los vectores biométricos de su rostro, registrará el check-in en las instalaciones y le dará acceso a la tarjeta llave.
Por tanto, esta solución no solo agiliza el proceso y contribuye a evitar esperas innecesarias, si no que también elimina en mayor parte el contacto físico y las aglomeraciones en recepción, mejora la experiencia de usuario del cliente, y produce un importante ahorro de gastos de gestión al hotel, ya que a la hora de abandonar el hotel, el cliente también realizará el check-out por el mismo procedimiento.